Sin dudar la vida es maravillosa y está llena de regalos, pero seamos sinceros, siempre hay días grises. Podemos ocultarlos, ignorarlos e intentar olvidarlos. Sin embargo, ahí están, momentos en que todo nuestro entorno es gris y nosotros terminamos pintados del mismo color, son momentos que marcan aunque lo neguemos. Somos como árboles, hay partes que florecen y partes marchitas, raíces fuertes y raíces débiles, pero así somos y no veo nada de malo en ello. Es necesario aceptarnos, conocernos para saber nuestras fortalezas y debilidades y aún más importante, para saber quienes somos. 

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